¿Cómo se consigue una uva de calidad que nos asegure un buen vino?. Cada variedad de vid tiene un tipo de suelo, cultivo y clima perfecto. Los factores comunes son los inviernos fríos y lluviosos y los veranos cálidos con noches templadas. De lo que se trata es de que la uva llegue a una maduración perfecta, para ello necesariamente tendrá que tener calor, SOL y el agua justa, protegiendo a la planta de situaciones de estrés hídrico (falta de agua) demasiado severas, para lo que se le aportan riegos de apoyo en aquellos lugares donde es preciso por clima o sequía puntual.
Para que la maduración de la uva sea óptima, ésta ha de llegar de forma lenta y progresiva, de esta forma conservaremos una buena acidez y aromas. En otro post hablaremos de la importancia del tamaño del grano de uva.
Se habla de clima mediterráneo, clima atlántico… al final, lo que determina la clasificación de los climas es la “integral térmica” que es la suma de temperaturas medias de los días del periodo activo de la vid. Desde que la temperatura media sobrepasa los 10ºC y la planta “rompe a llorar”, preludio de la brotación. La vid, dependiendo de las variedades, necesita una integral térmica de 2800 a 4000ºC. Éste dato se tendrá en cuenta para seleccionar las mejores variedades dependiendo del clima y altitud y por supuesto, buscando la mejor aclimatación de ésta para obtener un fruto de calidad.
El índice climático que se calcula sumando las temperaturas medias diarias eficaces desde el 1 de abril al 30 de octubre,
Teniendo en cuenta las predicciones sobre el cambio climático y el aumento de temperaturas, ésta tabla nos servirá de ayuda para prever los cambios en la vinicultura de los próximos decenios en algunas zonas, sobre todo en las más templadas.
En cualquier caso, siempre habrá que tener en cuenta para el cultivo de la vid que el objetivo primordial es la perfecta maduración de la uva, y en éste punto hay climas que la aseguran como la práctica totalidad del marco mediterráneo y otros climas templados o frios en los que esto es mas difícil de conseguir.
Una insuficiente maduración de la uva dará vinos de menor grado, excesiva acidez, taninos inmaduros… en definitiva, vinos desequilibrados. En estos casos la solución es la mezcla con otros vinos para conseguir una calidad aceptable.