Una garnacha riojana de altura con un corte fresco y gran expresión.

ILUSIO VERUM significa verdadera ilusión, la que ha tenido nuestro enólogo Elías López Montero al elaborar en un paraje tan singular. Viñedos viejos ubicados en Cordovín, comarca del alto Najerilla, el pueblo de mayor altitud donde se cultiva garnacha en la Rioja Alta. Zona en la que se alcanzan los 670 metros de altitud, en el límite del cultivo de clima frío lo que permite una lenta maduración que dota de carácter único a las uvas y que marcan un carácter fresco y vivo al vino.

Procedente de viñedos viejos y en vaso, es vendimiado en cajas y pasado por mesa de selección. Fermenta en hormigón a 22-24ºC con un 30% de racimo entero, es prensado a los 7 días y termina la fermentación sin las pieles. Crianza parcial. Un 70% durante 8 meses en viejas tinajas de barro manchegas de 1200 lts. llevadas ex profeso para la elaboración. El restante 30% durante o meses en barricas de 600 lts. Usadas.

Variedad: 100% Garnacha

Consumo: de 13 a 15 grados

Guarda: Una garnacha muy fresca, con buena acidez e intensa que muestra razones por las que se ha convertido en una variedad de culto. Tiene capacidad de guarda en los próximos 7 años, pero para no perder el carácter frutal, se recomienda su consumo dentro de los 4 años siguientes a su elaboración.

Nota de cata: Rojo cereza con vivos reflejos escarlata y capa baja, denso. En nariz es intenso, complejo, la fruta y la mineralidad se abrazan. El carácter frutal nos recuerda la cereza, fresa y moras en su punto de maduración, también recuerdos florales de rosas y violetas. En la parte mineral, recuerdos terrosos y de caliza. En boca es chispeante, sorprende por una acidez que te inunda y acompaña en el trago potenciando los recuerdos de frutos rojos y fresa ácida. Fresco, envolvente, intenso, persistente. En retrogusto devuelve con nitidez los recuerdos frutales y sutiles flores, también hierbas aromáticas y de infusión. Un vino sobresaliente que muestra la mejor versión de la variedad garnacha.

Gastronomía: Un vino muy fresco con una acidez que define personalidad, puede acompañarse de carnes blancas, pero también con pescados grasos como el bacalao o el atún. Quesos semicurados y pastas con salsas blancas. Otras propuestas son foie, queso de cabra caramelizada o pulpo a la brasa.